Fiorella Chiappe Madsen es una de las chicas que comenzarán en 2016 a cursar el profesorado de educación física del Instituto Obras. Pero no se trata de una alumna común y corriente. Ella es una atleta con todas las letras. Su pasión es el heptatlón, esa actividad que forma parte del atletismo y que combina, a lo largo de dos jornadas, siete pruebas realmente exigentes: 100m con vallas, salto en alto, lanzamiento de bala, 200m, salto en largo, lanzamiento de jabalina y 800m.
Con apenas 20 años, ya conoce muy bien lo que es destacarse en todos los ámbitos. Fue campeona nacional y tiene récords en Sub 18, Sub 20 y Sub 23. En el ámbito sudamericano, fue dos veces campeona Sub 20 y obtuvo el récord en Sub 18. Además, fue a dos Mundiales, sub 18 y sub 20, y fue segunda en los Juegos Panamericanos Junior 2015. Logros y más logros. Todo resultado de esas tres horas diarias de entrenamiento que realiza de lunes a sábado en el CeNARD y del apoyo del ENARD y de la Secretaría de Deportes de la Nación.
Fiorella ya forma parte de la categoría Sub 23 y, mientras se prepara para el Sudamericano de septiembre que se llevará a cabo en Perú, se toma un descanso para charlar sobre su llegada (o, mejor dicho, su retorno) a Obras.
-¿Cómo es que te decidiste por Obras?
-En mi llegada al terciario influyó mucho que haya hecho la primaria y primer año acá. Me siento como en mi casa. Me había inscripto en el Romero Brest, pero me enteré del convenio que Obras hizo para utilizar las instalaciones del CeNARD y, a cambio, becar a los deportistas apoyados por la Secretaría de Deportes. Además, los valores del deporte y del club también tiran. Estamos rodeados de deporte. Cuando era chica estaba en mi salsa, porque venía mañana y tarde y tenía varias cosas para hacer. Siempre me gustó el atletismo, aunque a la vez jugué al básquet, al handbol, hice natación. De hecho, mi papá es entrenador de natación, así que yo me inicié en esa actividad. Entonces es una gran oportunidad para sentirme como en casa, estudiar y estar acompañada en lo que hago, que es el atletismo de alto rendimiento.
-¿Y por qué el atletismo? ¿Cómo arrancaste?
-Nací en España, mis papás son argentinos y en 2012 me hice la doble ciudadanía. Ellos se fueron allá cuando eran jóvenes, se conocieron y me tuvieron a mí en Barcelona. Yo me vine para acá definitivamente en 2009. Arranqué con el atletismo a los 6 años, en una escuelita municipal de Benicarló, el pueblo donde viví siempre. Ahí había una pista del Ayuntamiento. Me anoté al atletismo escolar durante todo el año y después me hice del club. Competía en carreras de calle, torneos, hacía de todo. Igual, durante ese tiempo hacía otros deportes, pero el atletismo era lo mío. Y cuando llegué a Argentina averigüé y empecé en el CeNARD con un profe de GEBA. La verdad que en calidad estamos un poco atrás con el atletismo del primer mundo, pero no hay obstáculos cuando uno tiene una pasión.
-Ahora el camino del deporte te lleva a querer ser profesora.
-Claro. El que me transmitió el deporte fue mi papá. Siempre le gustó estar al aire libre, en movimiento. Mi hermano también fue nadador. Como empecé de tan chiquita, con el paso del tiempo me fui dando cuenta todos los valores y hábitos que te va inculcando el deporte y lo bueno que puede ser para formar a los chicos. Creo que no les puede faltar nunca la educación física, es una etapa muy importante para ellos.
-¿Te gusta enseñar?
-Sí. Me gustán los chicos porque les queda todo por hacer, son como hojas en blanco. Eso lo descubrí hace poco. Cautivarlos con el deporte y formar a las personas es imprescindible. Además, me quiero formar yo. Me sentiría mal tener gente a cargo y no contar con los conocimientos necesarios para enseñarles como corresponde.