Esta es una joven promesa reclutada desde Necochea. Otra de aquellas chicas que hizo su apuesta hacia Obras Basket y la institución arropó entre sus filas. La protagonista del día es Manuela Eguren, jugadora de la categoría U17 y convocada para la Preselección argentina de básquetbol. La muchacha, de pasado en Club Rivadavia de su ciudad, Peñarol y Quilmes, ambos de Mar del Plata, comentó sus sensaciones respecto a su citación. También repasó sus comienzos hace tan sólo cuatro años en la actividad y el recorrido que realizó para llegar hasta Núñez. Además, señaló el nivel que presenta la región en la que ella participaba.
-¿Cómo fue tu inicio en el básquetbol?
-Yo jugaba al cestoball, y en los Juegos Bonaerenses el entrenador Alberto Pastrello me tocaba la puerta de la habitación para decirme que tenía que jugar al básquet. Me insistía siempre con el mismo tema y yo le decía que no me gustaba. Y tanto intentó que me convenció y un día asistí a un entrenamiento. Hoy, cada vez que me llaman a una selección o lo que me sucede actualmente se lo agradezco eternamente, porque si no me hubiera insistido tanto yo no habría arrancado. Probé con varios deportes como natación y tenis, practiqué golf aproximadamente cuatro años y después arranqué cestobol en Huracán de Necochea, donde fuimos campeonas en los Bonaerenses. Luego jugué handball en simultáneo con el básquet, con el que también participé del seleccionado de Mar del Plata, pero me terminé decidiendo por el básquet.
-La participación en un campus en Buenos Aires te hizo desembarcar en Obras Basket. ¿Cómo fue la anécdota?
-Sí, en un campus en Centro Galicia me crucé a Viviana Andújar. Me comentó que ella estaba con el básquet femenino de Obras. Le dije que estaba interesada en jugar en el club, así que me pidió que después de la segunda parte del campus le pasara mi número, pero yo me olvidé. Tuve que volver a Mar del Plata y no conseguía el número para poder comunicarme. Por suerte, a los pocos días, recibí un mensaje de ella para consultarme si quería ir a probarme. Viajé algunas veces a entrenar a Obras hasta que finalmente quedé. Mi hermana me acompañó en los viajes. Y mi papá, al principio, lo dudaba por el tema del colegio. Pero por suerte comprendió que esta oportunidad era muy importante y me apoyó en la decisión.
-¿Qué nivel enfrentabas en la región que jugabas?
-Es un cuadro de equipos muy zonal. El año pasado salimos campeonas del torneo local con Peñarol, creo que no perdimos ningún partido. El básquet femenino de allá no tiene la misma importancia que acá. Jugábamos todos los fines de semana, pero los partidos eran por diferencias de 40 puntos o más. Viajábamos a Olavarría, Tres Arroyos, Benito Juárez o Necochea.
-Y en este primer año en Obras Basket, ¿qué balance personal hacés?
-Ya hace cuatro meses estoy jugando para Obras y es notable lo que he mejorado. Cambié el modo de ver el juego. Me siento muy contenta de esta oportunidad que se me dio. Me abrió otras puertas y espero que con el tiempo se abran otras. Viví y vivo grandes experiencias, como también compartí viajes con un excelente equipo que me tocó este año. Y a pesar que estamos lejos de casa y a veces nos ponemos sensibles, siempre está el equipo para apoyarnos y ayudarnos a salir adelante.
-Por último, tuviste una convocatoria en la preselección y pronto vendrá la próxima. ¿Cómo la viviste? ¿qué expectativas tenés?
-Me fue muy bien, a pesar que no estaba el director técnico, Hernán Amaya. Es una experiencia única y la verdad que me hayan llamado para mí es algo muy importante. Me demuestra que si en verdad vos te proponés algo lo podés llegar a lograr. Espero seguir para la otra convocatoria en las próximas semanas. Es el sueño de toda jugadora. Una vez que estás ahí y llegan los días de concentración, pensás ‘quiero hacer esto toda mi vida’. Es una experiencia hermosa que se me dio este año gracias a la detección de talentos que realizó el entrenador.