Además de Fiorella Chiappe Madsen, el Instituto Obras tiene otro alumno que se destaca en atletismo. Se trata de Guillermo Ruggeri, quien se destaca en decatlón, una especialidad que reúne pruebas de velocidad (100 metros, 110 con vallas, 400 y 1500), de saltos (en alto, en largo y con garrocha) y de lanzamientos (bala, disco y jabalina).
Ruggeri nació en Maipú, Mendoza, tiene 24 años y vino a vivir a Buenos Aires en 2008 por una beca que le otorgó la Secretaría de Deportes de la Nación en torno a un plan de detección de jóvenes talentos, que se basa en proyectar deportistas olímpicos a futuro. El destino lo acercó al Instituto Obras el año pasado para comenzar el profesorado de Educación Física, pero por motivos personales tuvo que dejar. Este año retomó la carrera con la ayuda de Rodolfo Cergnul, el director del terciario, y se le brindó una beca de estudio.
Ruggeri cuenta su historia y habla de sus objetivos deportivos.
-¿Por qué se te dio por el atletismo?
-Yo en realidad jugaba a la pelota en cancha de 11, pero cuando era chico una compañera de la primaria me habló de una escuelita de atletismo y me dijo que me podía presentar a su entrenador. El primer torneo en el que participé ya me encantó. Creo que terminé último, pero me gustó esa adrenalina, esa sensación que en un juego en equipo a veces no se siente. Acá sos vos solo y me llamó la atención el uno contra uno y el hecho de dejar todo en la pista.
-¿Con quién te entrenás hoy y en qué consiste el trabajo promedio?
– Mi entrenador se llama Carlos Jubany, más conocido como Yoyo. Básicamente, mis entrenamientos son de lunes a sábado de 2 a 4 horas de duración. Martes y jueves tengo sesiones de fuerza, donde trabajo con un preparador físico. Y el resto de los días hago trabajos de velocidad, resistencia y saltos. Principalmente se trabaja mucho la técnica, y lo demás acompaña.
-¿En qué torneos venís de competir y cuáles son tus objetivos de acá en adelante?
-Mis principales competencias fueron a principio de año. Representé a Argentina en el Iberoamericano de Río de Janeiro, donde terminé cuarto. Mi objetivo es el Sudamericano de mayores del año que viene y lograr mejorar mis registros. Y, si todo va por buen camino, espero llegar al Mundial de Londres 2017.
-¿Tenés algún referente en la especialidad? Me imagino que seguiste de cerca los Juegos Olímpicos.
-Un ejemplo a seguir es Ashton Eaton (el estadounidense bicampeón del mundo y olímpico y récord en Río 2016). Y sí, disfruté mucho mirando a los argentinos competir, pero el deseo es estar de ese lado, con ellos. Cada Juego Olímpico que termina es el comienzo de otro sueño. Tokio 2020 es mi anhelo.
-¿Qué te parece el desarrollo que está teniendo el atletismo en el Instituto?
-Está bueno que se lo incluya entre los deportes del Instituto, ya que es una forma de promocionarlo entre los más chicos, además de que es un ámbito con muchas disciplinas diferentes. Hay especialidades atractivas y para todos los gustos. Hay que animarse y probar de qué se trata.
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